domingo, 19 de mayo de 2024

Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta dos Arquitectos de la memoria emigrante

La reconstrucción del pasado tiene un enorme valor, no siempre percibido, para el presente y el futuro. Sin él no hay  conocimiento ni comprensión de las sociedades ni del individuo como tal. Y en esta reconstrucción,  las vivencias, la memoria y  los recuerdos juegan un papel fundamental. No sólo con documentos y datos podemos acercarnos al pasado, aunque son de vital importancia, hay huecos que solo los cubren los testimonios y vivencias personales.

En esa tarea ingente de rescatar los recuerdos de quienes emigraron, a través de los protagonistas o de sus  descendientes,   se embarcaron  los profesores Juan Andrés Blanco  y Arsenio Dacosta, desde la UNED, Zamora.  Comenzaron hace unos años con la Memoria de la Emigración zamorana, y desde el año 2022 se extendieron a toda la emigración española.

“Somos eso, somos esencialmente memoria”, dijo en su alocución el profesor Blanco, cuando en la sala de la Federación de Sociedades Españolas en Buenos Aires, exponía los fundamentos del trabajo que se sintetiza en los Premios de la Emigración, una tarea ímproba para conservar las vivencias de los que dejaron su tierra a través de  ellos,  de sus descendientes o la documentación e imágenes que se rescatan.

Las palabras de ambos catedráticos calaron muy hondo en los presentes, atravesados todos, de una u otra forma, por el proceso de la Emigración Española.

Seis emigradas en busca de una memoria

Al anochecer del jueves 25 de Abril, bajo una lluvia otoñal pertinaz, aunque no violenta, se realizó la presentación del libro “I Premio de Memoria de la Emigración Española”,el mismo,  que consta de 2 volúmenes y reúne más de 80 testimonios , es resultado del trabajo y la expertiz de los profesores Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta- en el marco de la UNED Zamora- llegados a Buenos Aires con esta especial finalidad.

El evento, organizado por la Federación de Sociedades Españolas, tuvo apertura  con las palabras de su vicepresidenta, Julia Hernando y su  presidente Pablo Marnotes Raña, encontrándose entre los asistentes  numerosos y  distinguidos representantes y autoridades de las asociaciones que la integran.

Asimismo estuvieron presentes  el  Consejero de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de España, Don Pedro Zarco Colón, el Consejero de Educación del Cono Sur de la Embajada de España, Don Juan Cruz Aragoneses y la Diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, María Cecilia Ferrero.

El mensaje del profesor Blanco,  que una síntesis que por  erudita  no fue menos emocionante, reafirmando  la importancia de la memoria para la reconstrucción de los procesos históricos, y del ser humano como tal. “Somos memoria, especialmente eso”, dijo.

La historia de los documentos da cuenta de cifras, lugares, hechos,  pero es incompleta,  no logra denotar las vivencias individuales y grupales de esos seres que acometieron la aventura de la migración. Este fenómeno, que es tan antiguo como la humanidad,  adquiere para España una relevancia tal que no podría explicarse o entenderse la sociedad actual sin analizarlo.

Sin duda los participantes de la convocatoria sintieron esa necesidad de volcar sus recuerdos o los de las voces  de sus mayores. Se abocaron a recopilar los fragmentos que durante años poblaron, seguramente, sus vidas, y fueron parte de muchas de sus decisiones, tal vez en forma no consciente.

Nadie es quien es sin un pasado que lo diseña, le da forma y en definitiva es la arcilla en la que se moldea su ser.

Con estas premisas se expresaron las seis autoras  que presenciaban el evento. Estaban allí y se reunieron espontáneamente,  porque sus trabajos fueron premiados o incluidos entre las publicaciones, porque residen en la vecindad del lugar del evento o porque la “causalidad” logró que pudieran acercarse a buscar su memoria, la que habían volcado en los escritos. Asumían  que eran mucho más que palabras, estaba en ellas su sangre, su genética. Emocionadas, asistieron a la proyección de las imágenes  y reconocieron sus trabajos. Influidas por  ese ánimo, al finalizar el evento formal, se dirigieron hacia los dos volúmenes en papel que, desde la mesa cabecera, parecían destellar con el brillo  que significa esta recopilación.

Eran seis mujeres, que tal vez no se conocían, sin embargo las aunó el sentirse parte de esa magnífica obra emprendida desde la UNED por los profesores Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta: La convocatoria a un Premio que reúna las vivencias, imágenes, documentos y testimonios de quienes aún son protagonistas del proceso de la emigración, o bien de sus descendientes directos.

Seleccionar, premiar, editar y publicar en formato tradicional y digital esos trabajos es una tarea tan intensa como valiosa. De ello se trata cuando decimos que estas personas no solo exceden la calidad académica requerida , sino la cualidad humana que es imprescindible para realizar tamaño  esfuerzo  en haras de un proyecto colectivo.

Esta obra, que además se organiza en una página web de libre acceso, se constituye  en un faro que iluminará para el futuro a quienes escudriñen las vidas de los emigrantes españoles y puedan reconocerse en los rasgos que comparten o entender la peculiaridad de cada caso.

Eso es el proceso: singular y global, peculiar y general. Por ello recoger la memoria de los protagonistas, o sus descendientes directos, es valioso para el presente y sobre todo para el futuro, para las asociaciones,  para las áreas de investigación y para que cada persona que haya emigrado o no, se reconozca como un migrante potencial.

Seis, como los personajes de Pirandello, fueron  las presentes, pero no buscaban un autor, eran las autoras. Ramona Díaz- Mariana Beatriz García- Mirta Guadys Antelo- María Rosa Iglesias- Julia López Dabet- Celia Otero Ledo.

Al tomar contacto con los libros, se les humedecieron los ojos.  Se percibían como puentes, como transmisoras que  al volcar sus recuerdos  fueron  parte esencial e imprescindible de quienes  subieron a los barcos con menos maletas que sueños.

La foto las muestra, abrazadas y  con las dos banderas que identifican a todo emigrante, la de su patria de nacimiento y la de acogida.

Celia Otero Ledo.